lunes, 1 de diciembre de 2008

LA MENTE


Puede decirse que la actividad mental es la característica que define a los animales
más avanzados y esto es especialmente cierto para la especie humana. El yoga
identifica tradicionalmente cuatro procesos mentales básicos, que en sánscrito son
llamados: mon, buddhi, ahankara y chitta.

Mon (la mente) es la acción de recibir información. A continuación interviene
buddhi (el intelecto), donde procesamos y reconocemos la información y relacionamos
la nueva información con el conocimiento adquirido previamente, a menudo dándole un
nombre. Con anhankara (el ego) se evalúa la información en relación a cómo nos
afecta. Finalmente, por medio de chitta (los sentimientos) juzgamos si es positiva o
negativa de acuerdo a nuestros sentimientos y al aprendizaje adquirido de lo que nos
gusta o no nos gusta.

En primer lugar actúa mon, la mente, la cual es responsable de recibir información.
Absorbemos un sin fin de información por medio de los sentidos. Los órganos de los
sentidos están diseñados para traducir a impulsos electromagnéticos la energía que se
manifiesta en forma de ondas, presión o sustancias químicas. Estas señales son
enviadas, por medio de reflejos electromagnéticos, a los lugares apropiados del cerebro.
Ésta es una operación increíblemente compleja ─¡el cortex visual del cerebro está
compuesto por billones de neuronas!─ Sin embargo, aunque hemos recibido el mensaje,
aún no hemos dado sentido al impulso. Este proceso es igual que el de un espejo que no
reconoce la imagen reflejada en su superficie, simplemente la refleja.

Una vez que el cerebro recibe esta imagen cruda de los sentidos, el intelecto la
procesa de forma coherente de acuerdo a nuestra percepción del mundo. Este proceso
activo del buddhi genera una fuente de actividad mental todavía mayor que la propia
recepción. Investigaciones modernas demuestran que la visión, por ejemplo, depende de
mensajes interactivos muy complejos entre las diferentes partes del cerebro,
construyendo una serie de mapas superpuestos utilizando regiones especializadas de la
corteza cerebral. Algunas células o neuronas “ven” solamente líneas verticales, otras
horizontales o curvas o movimiento o color. Al menos una docena de estos mapas son
coordinados y combinados de forma consistente para poder asociar y reconocer la
imagen de un perrito, un lápiz o un padre.

Después de procesar toda esta información neutra, la personalizamos y la
relacionamos con nosotros por medio de ahankara, el principio del ego.
Constantemente nos preguntamos (subconscientemente) “¿Es esto mío o no lo es?
¿Cómo me afecta esto a mí? ¿Será esto positivo o negativo para mí – para mi cuerpo, mi
territorio, mi familia, mis posesiones, mis opiniones? ¿Me amenaza esto de alguna
forma?”. Calma tu mente lo suficiente como para observar tus pensamientos y
comprueba si la mayoría de tus pensamientos agitados son causados por las
preocupaciones del ego.
Pero evaluar las cosas en relación a cómo afectan a nuestro ego, no nos ata
necesariamente a la ilusión. Después de todo, hasta los santos deben cuidar su cuerpo.

Por medio de la influencia de chitta, sin embargo, juzgamos el mundo de acuerdo a lo
que nos gusta o no nos gusta. Es esto, sobre todo, lo que nos mantiene esclavizados al
sueño del mundo y de la materia. La energía del corazón se involucra y convierte la
información en una cadena de gustos y aversiones. Mientras permanezcamos sin darnos
cuenta en el acto constante de juzgar, esto determinará nuestro nivel de felicidad más
que ninguna otra cosa. Esta actitud determinará si el mundo nos trae satisfacción o no.
Si durante la meditación logras distanciarte de tus deseos y lo que no te gusta,
simplemente observa la mente, rápidamente lograrás enfocar la energía. De hecho
Patanjali, un reconocido sabio de la antigüedad, dio la definición clásica de yoga,
“Yogas chitta vritti niroth”- “Yoga es la neutralización de los vórtices de lo que nos
gusta y lo que no nos gusta”.

El estado de gozo infinito en Dios nos espera en la calma
silenciosa, justamente mas allá de los deseos y las aversiones. ¿Como acallar la mente y
calmar las emociones? Enfocando profundamente nuestra mente y energía. En la
última lección aprendimos una técnica poderosa, Hong So, para concentrar nuestra
energía. Al calmar la energía el resultado automático es la calma de los pensamientos y
las emociones.

Uno de los mayores beneficios del yoga es que reconoce que todas las cosas son
simplemente niveles diferentes de energía. No juzga las cosas como buenas o malas,
mas bien las evalúa por su capacidad para aumentar o disminuir la energía. A través de
la experiencia aprendemos que intrínsicamente somos más felices cuando nuestra
energía es expansiva y más desdichados cuando nuestra energía es contractiva. Al
contrario que ciertos dogmas religiosos, el yoga no trata de suprimir la energía, sino que
nos ofrece técnicas para canalizarla y medios para transmutar los pensamientos en lugar
de reprimirlos.

En la meditación nos esforzamos por alcanzar un estado de conciencia en que la
mente está calmada, enfocada y expansiva. Para alcanzar el éxito lo primero que
debemos cambiar es la tendencia a la inquietud.

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1 comentario:

M E M dijo...

Hermoso lo que escribistes, tiene una didactica angelical. El cual lo entiendes con el CORAZON y luego con la mente. GRACIAS por allanar los CAMINOS DE LA LUZ...GRACIAS.....NAMASTE...